El poder transformativo de la actitud positiva
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Araceli Arnal
1/11/20242 min read
Una de las definiciones del concepto actitud que hace la Real Academia es “el estado de ánimo que se expresa de cierta manera”; y esa expresión la realizamos a través de nuestra postura, lenguaje corporal, forma de hablar, de reaccionar y la manera en la que nos relacionamos y realizamos nuestras actividades. La actitud también es la forma en la que una persona se adapta a su entorno, por lo que es algo que no se puede ocultar ante los demás, aunque muchas veces somos los últimos en darnos cuenta de cuál actitud es la que estamos teniendo.
Existen varios tipos de actitudes, pero vamos a resumirlas en tres grupos:
• Actitud negativa: las conductas que la revelan son la pasividad, la hostilidad, el rechazo, el mal trato, la prepotencia, la discriminación, la resistencia al cambio y las quejas. Esta actitud nos aleja de los demás, nos lleva a perder oportunidades y nos cierra puertas, causándonos malestar, aislamiento y problemas.
• Actitud neutra: esta actitud se refleja con indiferencia, pasividad, desidia, apatía y desinterés. Esta actitud, provoca que la vida simplemente nos transcurra convirtiéndonos en simples espectadores de la misma, generándonos frustración.
• Actitud positiva: por último, la actitud positiva la podemos apreciar en comportamientos como la capacidad de sonreír, el interés, la amabilidad, la adaptación al cambio, la iniciativa, el buen trato hacia los demás. La actitud positiva nos permite ser más optimistas, resilientes, aprovechar las oportunidades, contar con más recursos personales y sociales, así como mayor bienestar y satisfacción.
Casi todas las situaciones pueden solventarse con la actitud adecuada, ya que ésta nos permite ser de las personas que en cada situación identifiquen soluciones o aspectos positivos donde otros sólo ven problemas. Es en el enfoque de nuestros pensamientos donde necesitamos trabajar si deseamos mejorar nuestra actitud; es decir, en gran medida, la actitud refleja cómo son nuestros pensamientos.
La actitud positiva es una valiosa herramienta que puede transformar no sólo la calidad de nuestras experiencias, sino también la de nuestro bienestar general. Adoptar una mentalidad positiva nos convierte en personas más resilientes en tiempos de crisis y puede influir positivamente en nuestro entorno y relaciones.
Por otra parte, hay que tomar en cuenta que las actitudes se contagian y expanden su influencia en el entorno social, ayudándonos a construir recursos personales y sociales.
En conclusión, cultivar una actitud positiva es una elección personal, una inversión en nuestra salud mental y en nuestro bienestar porque, además de ayudarnos a transformar nuestras propias vidas, nos permite contribuir a lograr un entorno más positivo y enriquecedor.
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